Las compañías Orange y MásMóvil han comunicado formalmente a la Comisión Europea su intención de fusionarse, lo que activa el proceso de evaluación por parte de las autoridades de Competencia de la Unión Europea. El organismo comunitario tiene como plazo máximo el 20 de marzo para decidir si aprueba la operación en una primera fase o si considera necesario abrir una investigación más exhaustiva.
En caso de optar por una revisión en profundidad, se iniciará una segunda fase durante la cual las empresas deberán negociar posibles condiciones (remedies) que garanticen que la fusión no perjudica la competencia en el mercado. Este proceso podría extenderse durante cuatro meses, aunque la decisión final podría tardar hasta un año en concretarse.
Pese a que ambas compañías han mostrado una postura positiva ante el procedimiento, fuentes especializadas en regulación comunitaria advierten que es poco probable que la Comisión autorice la fusión de forma inmediata. Esto se debe a la magnitud de la operación y a que el número de grandes operadores en el mercado español se reduciría de cuatro a tres, tanto en el acceso a Internet como en telefonía móvil, lo que podría generar preocupaciones sobre su impacto en la competencia.